12 de octubre, 1992 - Faro a Colón, Santo Domingo
MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
GRABADO EN EL «FARO A COLÓN»
Santo Domingo, lunes 12 de octubre 1992
¡América Latina! como Sucesor de Pedro y Obispo de Roma yo te saludo en el V Centenario de tu evangelización, recordando aquel año 1492 en que las naves de España, guiadas por Colón, llevaron a esas tierras fecundas la semilla del Evangelio, haciendo también realidad el encuentro de dos mundos.
Doy gracias por ti a Dios nuestro Padre, por tus hijos e hijas, tus milenarias culturas y saberes, cantos y danzas, artes y técnicas.
Por la variedad de tus climas y paisajes, tus llanuras inmensas y las selvas tropicales, las poderosas venas de tus ríos, el mar que te rodea las altas cumbres que se elevan al cielo.
Doy gracias, sobre todo, por tus 500 años de fe cristiana. En las aguas bautismales naciste a una nueva vida, injertándote en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, una, santa, católica y apostólica, arca de salvación y casa común de cuantos invocan a Dios como Padre.
Tu apertura a la gracia y tu acogida a la Palabra de vida te hicieron pasar de las tinieblas a aquella luz admirable que, en tus santos y santas, es faro radiante que, desde la Iglesia, ilumina al mundo.
¡América del tercer milenio cristiano sé siempre fiel a Jesucristo! Sé digna de aquellos abnegados misioneros que en ti plantaron la simiente de la fe. Ábrete más y más con humildad y amor, a la Buena Nueva que libera y salva. Resiste firmemente a los embates del mal y a la tentación de la violencia. Avanza, entre gozos y lágrimas, hacia la anhelada civilización del amor.
¡Iglesia de América! ¡Iglesia de Cristo en América! Anuncia con ardor y valentía la nueva evangelización
para que el mensaje de las Bienaventuranzas se haga vida y cultura entre tus pueblos y tus gentes. Sostén la fidelidad de los esposos y la armonía en las familias, la integridad de los jóvenes y la inocencia de los niños. Sé voz de los que no tienen voz, la abogada de los pobres, el refugio de los necesitados.
Avanza, América, hacia Cristo, Redentor del hombre y Señor de la historia. Te precede María, estrella de los mares, refugio de navegantes, puerto de salvación. Te impulsa el viento del Espíritu, que guía la nave de la Iglesia, como antaño condujo a tus playas la carabela « Santa María » bajo la mano firme de Cristóbal Colón. Camina presurosa hacia los cielos nuevos y la tierra nueva para escribir, con la palabra y la gracia de Cristo, nuevas páginas en tu historia de salvación.
¡América Latina, América cristiana, Cristo es tu faro luminoso, tu gozo y tu esperanza!
¡Bendita seas, América!
IOANNES PAULUS PP. II