A Josef Cordes, Cor Unum, 1999
CARTA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
A MONSEÑOR JOSEF CORDES,
PRESIDENTE DEL CONSEJO PONTIFICIO "COR UNUM"
En estos días, en los que nos preparamos para celebrar las solemnidades pascuales, por desgracia Europa vive otra hora tristísima de su historia. El lacerante conflicto que tiene lugar en Kosovo causa a las poblaciones sufrimientos indecibles y siembra odio, violencia y muerte. Las consecuencias son dramáticas, especialmente para las numerosas familias destruidas y para los innumerables prófugos obligados a huir abandonando sus casas y todos sus bienes. Sigo de cerca el desarrollo de la situación y, en la oración, suplico al Señor, Padre misericordioso, que tenga piedad de sus hijos tan duramente probados. Invoco a María, Reina de la paz, para que inspire a los responsables y a todas las personas de buena voluntad propósitos valientes de reconciliación y paz.
Para que la cercanía del Papa a las víctimas de esta tragedia se sienta de modo más concreto, lo envío a usted, venerado hermano, como presidente del dicasterio de la Santa Sede encargado de las ayudas humanitarias, a Albania, para llevar a los prófugos de tan enorme tragedia la contribución de solidaridad espiritual y material mía y de todo el pueblo cristiano. Va acompañada y enriquecida con el don inestimable de muchas personas enfermas y que sufren, que generosamente oran por la paz y ofrecen por esta intención sus sacrificios.
A los niños, a las madres, a los ancianos con quienes se encuentre, dígales que el Papa está con ellos, y estará siempre con ellos hasta que reine una paz justa y duradera en las tierras de los Balcanes. Esas poblaciones han visto derramarse demasiada sangre y demasiadas lágrimas en este siglo XX. Quiera Dios que llegue finalmente el día anhelado de la paz. A los prófugos, y especialmente a los más probados, lléveles mi confortadora bendición, que extiendo de corazón a usted y a cuantos están comprometidos en la valiosa obra de ayuda y asistencia.