A la X Conferencia del Centro de las Naciones Unidas para los establecimientos humanos - Habitat
MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LA X CONFERENCIA DEL CENTRO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS ESTABLECIMIENTOS HUMANOS
QUE SE CELEBRA EN NAIROBI
Al doctor Arcot Ramachandran,
Director ejecutivo de “Habitat”.
En este Año Internacional dedicado a las personas sin techo, le ofrezco mis cordiales saludos a usted y a todos los participantes de la décima sesión conmemorativa de "Habitat", el Centro de las Naciones Unidas para los Establecimientos Humanos.
Desde el inicio, la Iglesia ha tomado un interés activo en los objetivos y actividades del Centro. En este décimo aniversario de su fundación, le aseguro que este interés ha aumentado con el paso de los años, así como ha crecido la convicción de la urgencia vital de unos esfuerzos coordinados para ayudar eficazmente a aquéllos que no tienen casa o cuya vivienda es inadecuada.
Es cada vez más patente que el problema de la vivienda, como tantos otros problemas humanos de nuestro mundo de hoy, sólo puede solucionarse con la cooperación de toda la comunidad internacional. Así lo declaré en mi Mensaje para la Jornada mundial por la Paz 1987: “El urgente desafío que se nos presenta lo constituye la necesidad de adoptar una actitud de solidaridad social con toda la familia humana y con tal actitud enfrentarnos a todas las situaciones sociales y políticas”. (n. 3).
“Habitat” está en condiciones de animar y fomentar precisamente tal actitud y de ayudar en los esfuerzos para ponerla en práctica, especialmente en orden al bienestar de los que sufren de vivienda inadecuada. Aunque el número de personas sin casa y de aquellas a quienes falta un refugio digno sigue creciendo, ¿no debemos esperar que el deseo de ayudarlas crezca cada vez más? Ruego a Dios que veamos muchos sectores de la comunidad mundial comprometidos en la planificación y puesta en práctica de estrategias para la vivienda, esfuerzos que manifestarán una actitud práctica de solidaridad social con todos aquellos que padecen necesidad.
Sobre usted y sobre todos los asistentes a la sesión en Nairobi invoco los dones de Dios de sabiduría y de paz.
Vaticano, 20 de marzo de 1987