A una delegación de la ex República yugoslava de Macedonia

Autor: Benedicto XVI

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UNA DELEGACIÓN
DE LA EX REPÚBLICA YUGOSLAVA DE MACEDONIA
Sala del Consistorio
Sábado 24 de mayo de 2008

Señor presidente del Gobierno;
honorables miembros del Gobierno y distinguidas autoridades;
venerados hermanos representantes de la Iglesia ortodoxa y de la Iglesia católica:

La fiesta anual de san Cirilo y san Metodio os ha traído a Roma, donde se conservan las reliquias de san Cirilo, y me alegra acogeros y dirigiros a cada uno un cordial saludo. Deseo sinceramente que vuestro país avance por los senderos de la concordia y de la fraternidad, esforzándose por seguir con un compromiso cada vez más generoso el ejemplo de los santos hermanos de Salónica. Animados por una fe ardiente, sembraron a manos llenas en Europa las semillas de la fe cristiana, generadora de valores y obras al servicio del bien del hombre y de su dignidad. Su enseñanza eficaz sigue siendo actual y es fuente de inspiración para quienes quieren ponerse al servicio del Evangelio, así como para los responsables del bien común de las naciones.

Los santos hermanos patronos de Europa, con su incesante actividad apostólica y con su infatigable celo misionero, se convirtieron en "puentes" de unión entre Oriente y Occidente. Su luminoso testimonio espiritual indica una verdad perenne que se debe redescubrir cada vez más: sólo a partir de Dios la esperanza puede llegar a ser fiable y segura.

Como escribí en la encíclica Spe salvi: «Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (cf. Ef 2, 12)» (n. 27). Y añadí: «La verdadera, la gran esperanza del hombre, que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando "hasta el extremo", "hasta el total cumplimiento" (cf. Jn 13, 1; 19, 30)» (ib.).

Esta esperanza se hace realidad tangible cuando las personas de buena voluntad en todas las partes del mundo, como los hermanos san Cirilo y san Metodio, imitando el ejemplo de Jesús y fieles a su enseñanza, se dedican sin cesar a poner las bases de la convivencia amistosa entre los pueblos, respetando los derechos de cada uno y buscando el bien de todos.

Gracias por vuestra visita, que se sitúa en el contexto de vuestra peregrinación anual a Roma: se trata de un acto de veneración a san Cirilo y san Metodio y, al mismo tiempo, de un signo elocuente de los vínculos de amistad que caracterizan las relaciones entre vuestra nación y la Iglesia católica. Deseo de corazón que estos vínculos se fortalezcan cada vez más, favoreciendo actitudes de fructuosa cooperación en beneficio de todo vuestro país.

Que Dios omnipotente colme vuestra mente y vuestro corazón de su paz, y bendiga abundantemente al pueblo de la ex República yugoslava de Macedonia.

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