Al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, 02 de junio del 2008
CARTA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
AL CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ
ENVIADO ESPECIAL A LAS CELEBRACIONES
DEL III CONGRESOAMERICANO MISIONERO (CAM3)
Y VIII CONGRESO MISIONERO LATINOAMERICANO (COML8)
Al venerado hermano
Cardenal Nicolás de Jesús
LÓPEZ RODRÍGUEZ
Arzobispo de Santo Domingo
El Señor Jesús, enviado por el Padre, envió a su vez a sus discípulos (cf. Jn 20, 21) a evangelizar a todos los pueblos. Por eso, alegrándome por el renovado celo misionero que se aprecia en diversas partes de la Iglesia, he recibido recientemente la noticia del próximo acontecimiento que va a celebrar la Iglesia en América a mediados del mes de agosto en Quito, Ecuador.
Nuestro venerado hermano el cardenal Antonio José González Zumárraga, arzobispo emérito de Quito y presidente de honor de la Conferencia episcopal de Ecuador, que preside la comisión central para la preparación de ese acontecimiento, me pidió humildemente, en nombre de los pastores y de los fieles de toda América, que acudiera a Ecuador o al menos enviara al Tercer Congreso americano misionero y Octavo Congreso misionero de América Latina a un cardenal, que atestiguara mi comunión y benevolencia.
Aprecio mucho esa sincera expresión de afecto, y alabo el amor ardiente y la adhesión de todo el pueblo ecuatoriano al Sucesor de san Pedro. Dado que yo personalmente no puedo emprender ese viaje, he pensado en ti, venerado hermano, a quien deseo encomendar esta legación peculiar. Sé muy bien que ya has cumplido prudentemente otras misiones semejantes, y, al mismo tiempo, has fomentado asiduamente la nueva evangelización entre los pastores del continente americano. Por ello, te nombro mi enviado especial a ese Congreso.
Del 12 al 17 del próximo mes de agosto serás mi representante en ese Congreso, que se celebrará en la ciudad de Quito, impulsando la tarea misionera de la Iglesia, la cual, "enviada por Cristo para manifestar y comunicar a todos los hombres y a todos los pueblos el amor de Dios, sabe que tiene que llevar a cabo todavía una ingente labor misionera" (Ad gentes, 10). Así pues, has de exhortar a un renovado esfuerzo por conocer a fondo la sublime doctrina cristiana y por comunicarla a aquellos que aún no han recibido la esperanza de la salvación eterna o que por diversas causas la han perdido.
Yo, por mi parte, apoyaré con mis oraciones esta misión tan importante y, ya desde ahora, te encomiendo encarecidamente a ti venerado hermano, así como a los delegados allí reunidos y a todos los discípulos de nuestro Señor Jesucristo que están en América, a la Virgen María, Madre de Dios, patrona del continente americano, y a santa Mariana de Jesús Paredes, flor excelsa de la ciudad de Quito.
Por último, imparto abundantemente mi bendición apostólica en primer lugar a ti y a todos aquellos a quienes ahora te envío para que se la transmitas.
Vaticano, 2 de junio del año 2008, cuarto de mi pontificado.
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana