Al final de la proyección de una película sobre san Agustín, 1 septiembre 2009 -Benedicto XVI
PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA SAN AGUSTÍN
PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Sala de los Suizos del Palacio Apostólico de Castelgandolfo
Miércoles 2 de septiembre de 2009
Queridos amigos:
Al término de este gran viaje espiritual, que se ha realizado en la película que hemos visto, siento el deber de dar las gracias a cuantos nos han ofrecido esta proyección. Gracias a la Televisión bávara por su profuso empeño, y es una gran alegría que una observación más bien casual de hace tres años haya sido el inicio de un camino que ha llevado a esta grandiosa representación de la vida de san Agustín. Gracias a Lux Vide y gracias a Rai por esta realización.
En realidad me parece que la película es un viaje espiritual a un continente espiritual muy distante de nosotros, y sin embargo muy cercano a nosotros, porque el drama humano es siempre el mismo. Hemos visto cómo, en un contexto para nosotros muy lejano, se representa toda la realidad de la vida humana, con todos los problemas, las tristezas, los fracasos, igual que el hecho de que, al final, la Verdad es más fuerte que cualquier obstáculo y encuentra al hombre. Esta es la gran esperanza que queda al final: nosotros no podemos encontrar solos la Verdad, pero la Verdad, que es Persona, nos encuentra. Exteriormente, la vida de san Agustín parece acabar de manera trágica: el mundo por el cual y en el cual ha vivido termina, es destruido. Pero como se ha afirmado aquí, su mensaje ha permanecido e, incluso en los cambios del mundo, perdura, porque viene de la Verdad y guía a la Caridad, que es nuestro destino común.
Gracias a todos. Esperemos que muchos, al ver este drama humano, puedan ser hallados por la Verdad y encontrar la Caridad.
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