Alocución de Su Santidad Benedicto XVI a cinco mil "Pueri Cantores" de todo el mundo, 30 de diciembre de 2005

Autor: Benedicto XVI

ALOCUCIÓN DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A CINCO MIL "PUERI CANTORES" DE TODO EL MUNDOViernes 30 de diciembre de 2005

Queridos jóvenes pueri cantores;
queridos amigos:

Me alegra daros la bienvenida con ocasión de vuestro congreso en Roma. Doy las gracias a vuestro presidente por sus cordiales palabras y aprecio el espíritu con que vuestra federación realiza y quiere proseguir su misión en la Iglesia, al servicio de la liturgia, ofreciendo además al mundo entero un mensaje de paz y fraternidad. Es particularmente oportuno en el tiempo de Navidad cantar las alabanzas del Señor y expresarle nuestra alegría, siguiendo así el ejemplo de la Virgen María, que fue la primera en dar gracias al Señor por el misterio de la Encarnación, con su Magníficat, que la Iglesia repite de generación en generación. Sí, reina en nosotros la alegría; un Salvador nos ha nacido; ha venido a liberarnos y a invitarnos a entrar con él en la gloria.
El concilio Vaticano II recordó lo mucho que la Iglesia aprecia la función de los que, con su canto, contribuyen a la belleza de la liturgia. En efecto, Cristo está presente cuando la Iglesia ora y canta, y nosotros estamos unidos a la Iglesia del cielo (cf. Sacrosanctum Concilium, 7-8). Por tanto, tenéis  la  importante  misión de ayudar al pueblo de Dios a orar con dignidad, pues la música sagrada es una "función  ministerial"  al servicio divino (cf. ib., 112). Recordad siempre que  "cuando la Iglesia ora, canta o actúa, se alimenta la fe de los asistentes y las mentes se elevan hacia Dios para  tributarle un culto razonable y recibir su gracia con mayor abundancia" (ib., 33).
Así pues, os doy las gracias a vosotros, los jóvenes, consciente de que, más allá de la alegría de cantar, vuestro compromiso constituye también una exigencia y una renuncia. Doy las gracias a los adultos que os acompañan y dirigen. A la vez que os aseguro mi oración, os imparto a vosotros, así como a todos los miembros de la federación de Pueri cantores, una afectuosa bendición apostólica.

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