Regina coeli del domingo 30 de abril de 1989
VIAJE APOSTÓLICO A MADAGASCAR, LA REUNIÓN, ZAMBIA Y MALAUI
JUAN PABLO II
REGINA CAELI
Domingo 30 de abril de 1989
Antananarivo, Madagascar
Queridos hermanos y hermanas:
A mediodía tenemos la costumbre de dirigirnos a la Virgen María, saludada por el Ángel que le anuncia su misión de Madre del Hijo de Dios. En este tiempo pascual lo hacemos rezando la antigua aclamación a la Reina del cielo.
A la Beata Victoria le gustaba hacer esta parada con la Santísima Virgen. Era fiel a ella. En este día en que la Iglesia honra a vuestra primera Beata es bueno que cantemos con ella la oración antes de separarnos.
Recordemos que Victoria rezaba continuamente a la Madre de Jesús. Su rosario no lo abandonaba. Al ritmo del "Dios te salve María", meditaba los misterios del rosario, en la alegría de la Encarnación acogida por María con una obediencia pura, en la unión a la pasión y muerte del Salvador, en la admiración por la gloria de Cristo resucitado y de su Madre elevada al cielo.
Victoria tenia siempre en los labios las palabras de la oración que expresa nuestra confianza en la Madre de Jesús, Madre de la Iglesia y Madre de los hombres. Sigamos este ejemplo. En su sencillez, el rosario nos ayuda a vivir el misterio cristiano con María y a consolidar nuestra fe siguiendo sus pasos.
¡Oh Virgen Inmaculada, honrada en los primeros santuarios levantados sobre tierra malgache, confiamos la Iglesia que está en este país a tu dulce protección maternal!
¡Oh Reina del cielo, tú que conociste la alegría de la resurrección de Jesús, Hijo de Dios e Hijo tuyo, concede a tus hijos e hijas malgaches la dicha de reconocer sin cesar en la fe la presencia viva del Redentor!
¡Oh Reina del cielo, tú que seguiste a Jesús hasta el calvario antes de saber que resucitaría, concede a aquellos hijos e hijas tuyos malgaches que son probados por el sufrimiento la fuerza de la esperanza y la paz del corazón!
¡Oh Reina del cielo, tú que estuviste presente en el Cenáculo hasta que descendió el Espíritu Santo sobre los discípulos, ayuda a tus hijos e hijas malgaches para que sean siempre testigos valientes del Evangelio y artífices de unidad en el amor!
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