Ángelus del domingo 28 de diciembre de 1986
JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 28 de diciembre de 1986
1. "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño paramatarlo" (Mt 2, 13).
El Evangelio de este domingo de la octava de Navidad nos recuerda cómo la Sagrada Familia fue amenazada durante su estancia en Belén.
Es una amenaza que viene del mundo, que quiere acabar con la vida del Niño.
2. Reunidos hoy para recitar el "Ángelus", deseamos junto con toda la Iglesia expresar veneración y amor a esta Familia que, gracias al Hijo de Dios, se hizo la "iglesia doméstica" en la tierra, antes que Él fundase su Iglesia sobre los Apóstoles y sobre Pedro.
Al mismo tiempo, la plegaria de la Iglesia universal y apostólica abraza hoy a todas las familias de la tierra: ¡a todas las "iglesias domésticas"!
Deseamos hacer frente a todo lo que, en el mundo de hoy, amenaza a la familia desde dentro y desde fuera:
¡A lo que amenaza el amor, la fidelidad y la honestidad conyugal, a lo que amenaza la vida!
¡La vida: la gran dignidad de la persona humana!
3. Recemos, pues, con Apóstol:
¡Familias!: "¡La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza!" (Col 3, 16).
¡Familias!: "¡Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón!" (Col 3, 15).
"Sea vuestro uniforme... la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos... y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada" (Col 3, 12-14).
¡Familias! ¡Esposos e hijos! "Estad agradecidos" por el don de la comunidad y de la unión al que Cristo os ha llamado, ofreciéndoos el modelo de la Santísima Familia de Nazaret.
4. Hoy deseo reavivar, junto con todas las familias de Roma y de la Iglesia, esta gracia que han recibido en el santo sacramento del matrimonio, para que obre en ellos de forma eficaz durante todos los días de la vida.
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