Audiencia general del 1 de junio de 1994

Autor: Juan Pablo II

 

JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERALMiércoles 1 de junio de 1994

 

Queridísimos hermanos y hermanas:

Mi cordial bienvenida a todos vosotros, que os habéis congregado en la plaza de San Pedro para esta audiencia general un poco especial, con la cual reanudo los encuentros semanales con los peregrinos.

Comienza hoy el mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, ese Corazón divino que fue atravesado por la lanza en la cruz, para que fluyesen de él tesoros de gracia para todos los hombres. Es como una fuente perenne, de la que todo creyente y la Iglesia entera extraen energías siempre nuevas de fe, esperanza y caridad.

La devoción al Corazón de Cristo es inseparable de la Eucaristía, sacramento del cuerpo y de la sangre del Señor, cuya fiesta solemne se celebra precisamente mañana. Aquí en Roma tendrá lugar la tradicional . y sugestiva procesión desde San Juan de Letrán hasta Santa María la Mayor.

En el resto de Italia la celebración se traslada al domingo próximo. Los fieles italianos están viviendo una semana bajo el signo de la Eucaristía. Efectivamente, en estos días se está celebrando, en Siena, el congreso eucarístico nacional, que se concluirá el domingo próximo. Invito a todos los cristianos, especialmente a las familias, a formar un solo corazón y una sola alma y a elevar al Padre su acción de gracias por el don inestimable del cuerpo y de la sangre del Señor, que en la cultura y el arte, y sobre todo en la vida de los santos y de las santas de este amado país nuestro, de esta Italia, ha hallado expresiones verdaderamente admirables.

A la vez que os deseo a todos que acojáis, como María santísima, la fuerza vivificante del amor de Dios, os imparto de corazón la bendición apostólica, que extiendo a vuestros seres queridos, a los niños, a los enfermos y a los que sufren.

Saludos

Saludo a todas las personas, familias y grupos procedentes de los diversos países de América Latina y de España.

En este inicio del mes de junio, consagrado al Corazón de Jesús, les imparto con gran afecto la bendición apostólica.
 

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