Carta a Mons. Ante Juric, arzobispo de Split, 20 de marzo de 2000
CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL ARZOBISPO DE SPLIT-MAKARSKA
MONSEÑOR ANTE JURIC
CON MOTIVO DEL TERCER CENTENARIO
DEL SEMINARIO MENOR DE SPLIT
Al venerado hermano
Monseñor Ante Juric
Arzobispo de Split-Makarska
La celebración del tercer centenario del seminario menor de Split y de su instituto suscita en nosotros una profunda acción de gracias y alabanza a la santísima Trinidad por los numerosos y abundantes frutos que ha dado en el curso de su existencia, y nos llena de alegría por las nuevas perspectivas de su crecimiento y ulterior desarrollo en beneficio de la Iglesia y de la entera sociedad civil en la región.
El benemérito instituto, fundado según las instrucciones del concilio de Trento e inaugurado solemnemente el 25 de marzo del año 1700, reúne también el patrimonio espiritual y cultural del seminario de los glagolíticos de Priko, en Omis, fundado y abierto en la antigua iglesia croata de San Pedro en 1750. Ha desempeñado un papel insustituible en la formación del clero y de los fieles laicos de la región durante los últimos tres siglos, y ha formado en su instituto a numerosas personalidades que se han distinguido tanto en la vida y obra de la Iglesia como en la vida social y cultural del país. Deseo vivamente que dicha actividad crezca ulteriormente, prosiguiendo la experiencia del pasado, para el bien de la Iglesia y de la comunidad civil de la querida nación croata.
Ojalá que el tercer centenario, que se está celebrando en el marco del gran jubileo del año 2000, sea una ocasión propicia para dar un renovado impulso al constante cultivo de las vocaciones sacerdotales, tanto en el ámbito parroquial como en el diocesano. En efecto, es necesario mejorar la calidad de la formación humana y espiritual de los futuros pastores del pueblo de Dios, para que sean capaces de afrontar los antiguos y nuevos desafíos que la Iglesia encuentra a lo largo de su camino. La rica herencia del pasado del seminario menor de Split ofrece una base sólida y es fuente de inspiración para los proyectos del futuro.
¡Cómo no recordar el heroico testimonio de fidelidad a la Iglesia que dieron el obispo, los superiores, los profesores y los seminaristas en diversas ocasiones en el curso de este siglo que está a punto de concluir, sobre todo en 1956, cuando el seminario menor, al igual que el mayor, fue obligado a interrumpir sus actividades por quienes trataban de aniquilar a la Iglesia católica! ¡Cómo no admirar el entusiasmo y los grandes sacrificios que acompañaron la vida de los seminaristas y de los superiores después de su reapertura, realizada en 1963!
Con el restablecimiento de la libertad y la democracia en Croacia, en 1990, se abrieron ante la Iglesia nuevos y vastos campos de servicio evangélico y de actividad pastoral. Para responder a las justas expectativas y a las necesidades de la Iglesia y de la sociedad civil, es particularmente necesario que el seminario menor de Split se convierta cada vez más en un lugar donde los jóvenes encuentren un ambiente familiar, rico en fe, para que sean capaces de ver con mayor claridad su vocación, cultivando las necesarias dotes espirituales, humanas e intelectuales.
La Virgen de Nazaret, que respondió prontamente a la llamada del arcángel Gabriel y abrió el camino a la realización del proyecto salvífico de Dios, sea ejemplo para todos en esta ardua tarea. Al mismo tiempo que encomiendo el seminario menor de Split a su constante protección materna, imparto de corazón la bendición apostólica a su excelencia, a los superiores, a los profesores, al personal auxiliar, a los seminaristas y a los alumnos del instituto, así como a cuantos han contribuido a la reconstrucción del edificio y a todos los participantes en las celebraciones programadas.Vaticano, 20 de marzo de 2000, solemnidad de san José, esposo de la santísima Virgen María, patrono de la Iglesia universal y de Croacia.