Carta al obispo de Noto, 15 de junio del 2007

Autor: Benedicto XVI

 

CARTA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
AL OBISPO DE NOTO (ITALIA)
CON OCASIÓN DE LA CEREMONIA DE REAPERTURA
DE LA CATEDRAL DE NOTO

Al venerado hermano
GIUSEPPE MALANDRINO
Obispo de Noto

Con ocasión de la solemne ceremonia de reapertura de la insigne catedral de Noto, que se derrumbó repentinamente el 13 de marzo de 1996 y fue reconstruida después de varios años de intenso trabajo, me uno espiritualmente a usted y a los obispos de Sicilia presentes en tan significativo acontecimiento religioso y cultural. A cada uno dirijo mi cordial saludo, y lo hago extensivo a los sacerdotes y a las personas consagradas, así como a las autoridades civiles y militares, y a todos los que participan en la celebración.

Expreso mi profunda gratitud a cuantos, con su tenacidad y admirable esfuerzo, han contribuido a la necesaria y urgente obra de reconstrucción del mayor templo de la ciudad de Noto, auténtica obra maestra del barroco siciliano, "patrimonio de la humanidad". Sé que esta obra monumental ha requerido la aportación coordinada de las instituciones estatales y locales competentes, de valiosos proyectistas y de obreros expertos. Felicito a todos por la apreciada sensibilidad demostrada con respecto a una intervención tan imponente y delicada.

Le dirijo un saludo especial a usted, venerado hermano, por la solicitud y la dedicación constante con las que ha impulsado y seguido los trabajos desde el primer momento de su llegada a esa diócesis, continuando el camino emprendido por su predecesor, el obispo Salvatore Nicolosi, que había anhelado vivamente dicha reconstrucción. A él le dirijo con afecto un saludo especial y mis mejores deseos.

No se podía por menos de solemnizar la reconstrucción de la monumental catedral, que ahora vuelve a resplandecer, reafirmándose como reconocida joya de valor histórico y de belleza barroca típica del sudeste siciliano.

Dedicada a San Nicolás, destaca en la ciudad con su extraordinaria escalinata y constituye el corazón y el centro de su vida espiritual. La catedral reconstruida, templo majestuoso, admirable obra de arte y singular testimonio de fe, ha de ser para todo el pueblo de Dios un recuerdo constante de su vocación y de su misión. Al admirarla, todos los cristianos deberían recordar la exhortación del apóstol san Pedro:  "También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios" (1 P 2, 5).

Por eso, a la fascinación "exterior" de la catedral, a la que se ha restituido su esplendor, se ha de unir ahora la "interior" de quienes en ella se reúnen para alabar a Dios. En efecto, todos los creyentes en Cristo y todas las comunidades eclesiales están llamados a brillar por la santidad y por el amor con que testimonian su fidelidad evangélica. En definitiva, para la comunidad diocesana de Noto la catedral reconstruida ha de ser, en su belleza, una invitación a crecer en la comunión y en el fervor apostólico.

Con este fin, aseguro de buen grado mi oración especialmente para que, en torno al renovado templo sagrado, crezca la Iglesia de Noto como edificio espiritual, cuya sólida piedra angular es Cristo. Y que el feliz acontecimiento de la reapertura al culto de la catedral suscite en el pueblo de Noto, por intercesión de la Virgen santísima y de su patrono san Conrado Confalonieri, un renovado entusiasmo espiritual y un valiente testimonio misionero.

Con estos sentimientos, de corazón le envío a usted, venerado hermano, a cuantos están encomendados a su solicitud pastoral y a todos los participantes en la solemne ceremonia inaugural, la implorada bendición apostólica,  prenda de abundantes favores celestiales.

Vaticano, 15 de junio de 2007

 

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