En el décimo aniversario de la visita de Juan Pablo II a Bucarest, 6 mayo 2009 -Benedicto XVI

Autor: Benedicto XVI

  CARTA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
CON OCASIÓN DEL DÉCIMO ANIVERSARIO
DE LA VISITA DE JUAN PABLO II A BUCAREST

Al venerado hermano
Monseñor Ioan Robu
Arzobispo metropolitano de Bucarest

Me ha alegrado saber que la Iglesia católica que está en Rumanía, la Iglesia ortodoxa rumana y el Estado rumano, han querido recordar juntos el décimo aniversario de la memorable visita del siervo de Dios Juan Pablo II a tierra rumana, a donde viajó con el fin de "fortalecer los vínculos entre Rumanía y la Santa Sede, que tanta importancia han tenido en la historia del cristianismo en la región" (Discurso durante la ceremonia de bienvenida, 7 de mayo de 1999, n. 3:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 14 de mayo de 1999, p. 5) y para "rendir homenaje al pueblo rumano y a sus raíces  cristianas" (Audiencia general del  miércoles  12  de mayo de 1999:  ib., p. 3).

Por tanto, me complace vivamente enviar mi cordial saludo a las personas que participen en ese significativo acontecimiento. Se  trata de una interesante iniciativa que une a los fieles católicos y ortodoxos de ese país, el cual, por su posición geográfica, por su larga historia, por su cultura y por su tradición, conserva como grabada en sus raíces una singular vocación ecuménica.

Formulo de corazón el deseo de que los creyentes en Cristo no sólo conserven vivo el recuerdo de esas inolvidables jornadas, sino también que, recogiendo las enseñanzas de mi venerado predecesor Juan Pablo II, se comprometan todos a buscar caminos valientes para afrontar juntos con confianza los grandes desafíos de nuestros días. Pienso, de modo especial, en la defensa de la vida humana en todas sus fases, en la protección de la familia, en el respeto de la creación y en la promoción del bien común.

Asimismo, haciendo míos los deseos del amado Papa Juan Pablo II, invito a orar para que cuanto antes se pueda llegar a la plena comunión fraterna entre todos los cristianos, tanto en Occidente como en Oriente. Precisamente por "esta unidad, vivificada por el amor, el divino Maestro oró en el Cenáculo, la víspera de su pasión y muerte" (Homilía en Bucarest, 9 de mayo de 1999, n. 3:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 21 de mayo de 1999, p. 6).

Con estos sentimientos, aseguro mi recuerdo en la oración y envío mi bendición a usted, venerado hermano, a los presentes y a toda la comunidad cristiana que está en Rumanía. También envío  un cordial saludo y mi bendición al amado Patriarca ortodoxo y a todos los miembros de esa noble Iglesia.

Vaticano, 6 de mayo de 2009

BENEDICTUS PP. XVI

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