Inauguración de la Ciudad de los Niños en Ruanda
MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN
DE LA CIUDAD DE LOS NIÑOS EN RUANDA
Al señor cardenal
ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO
presidente del Consejo pontificio para la familia
La inauguración de la Ciudad de los niños me brinda la grata ocasión de dirigirle mi saludo más cordial a usted, así como al nuncio apostólico, a toda la Conferencia episcopal y, en particular, a monseñor Anastase Mutabazi, obispo de Kabgayi, a todos los fieles de su diócesis y a todos los que participan en esa celebración. A usted, señor cardenal, a todos los miembros del Consejo pontificio para la familia, a la Conferencia episcopal y al personal de la nunciatura apostólica en Ruanda, que han trabajado con empeño por esta obra, y a todas las personas que han hecho posible su realización, les expreso mi profunda gratitud.
Esta Ciudad de Nazaret, que he deseado que se edificara como símbolo de una caridad efectiva y como fruto del Año de la familia, es testimonio de la solicitud de la Iglesia y de la solidaridad de numerosas personas e instituciones con los niños sin familia de Ruanda. Espero vivamente que los jóvenes acogidos en este lugar encuentren una verdadera comunidad de amor que, con confianza, unidad y apertura a los demás, les ayude a realizarse plenamente, a vivir una vida fraterna y a encontrar su lugar en la sociedad. Ojalá que los responsables y los educadores sean en medio de ellos testigos auténticos del amor de Cristo a los más pequeños de sus hermanos.
Al encomendar esta nueva ciudad a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret, en la que Jesús «crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría» (Lc 2, 40), le envío de todo corazón la bendición apostólica, que extiendo al nuncio apostólico y a sus colaboradores, a todos los obispos del país, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas y a los fieles ruandeses, así como a los niños de la Ciudad de Nazaret, a sus educadores, a los bienhechores y a todos los que están presentes en esa inauguración.
Vaticano, 2 de noviembre de 1998
Copyright © Libreria Editrice Vaticana