Oración con motivo de la Misión de Reconciliación Nacional promovida por los Obispos de Colombia
ORACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON MOTIVO DE LA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN NACIONAL
PROMOVIDA POR LOS OBISPOS DE COLOMBIA
1. Bendito seas Señor y Padre que estás en el cielo,
Origen de todo bien, Dador de todo consuelo,
porque en tu infinita bondad,
nos has reconciliado contigo y entre nosotros,
por medio de Jesucristo, tu divino Hijo.
Ayúdanos a cumplir tu voluntad
para que venga a nosotros
tu reino de justicia, de amor y de paz.
Te pedimos confiadamente que la Misión de Reconciliación Nacional,
promovida por los Obispos de Colombia,
penetre muy hondo en los corazones de todos los colombianos,
y que tu mensaje de fraternidad y perdón
haga superar las diferencias, las enemistades, los antagonismos,
y refuerce la voluntad de entendimiento y comprensión.
Te suplicamos que, con la ayuda de tu gracia,
el lema “por la Reconciliación a la Paz”
se haga vida en los individuos, en las familias y en la sociedad.
2. Conviértenos a ti, Padre de misericordia.
Haznos sentir el gozo del perdón recibido
para que sepamos compartirlo con los demás.
Renuévanos con tu Espíritu
para que sepamos descubrir la novedad evangélica:
“Bienaventuados los que trabajan por la paz” (Mt 5, 9).
Ayúdanos a contemplar en el rostro de Cristo,
Crucificado y Resucitado,
el misterio de nuestra reconciliación,
el amor sin límites que excluye toda violencia,
la fuente viva de un perdón que abarca también a los enemigos,
para que como hijos del mismo Padre,
podamos todos reconocernos hermanos en su nombre.
Por su Sangre redentora,
haz que cesen las violencias y las venganzas,
que provocan espirales de odio
y siembran destrucción, terror y muerte.
3. Te pedimos que todas las familias de Colombia,
superadas las horas aciagas de dolor y de llanto,
puedan gozar de la paz que Jesús nos dejó;
que en sus hogares, en los que florezcan las virtudes cristianas,
los hijos crezcan sin incertidumbres ni temores,
preparándose para contribuir a forjar una sociedad más justa
y fraterna.
Concede a los gobernantes,
responsables de una Nación que se honra de su fe cristiana,
energías espirituales y morales
para servir a la gran causa del bien común;
que, abiertos a las exigencias de tu Palabra,
sean siempre sensibles a los anhelos de todo un pueblo,
que quiere y necesita la paz.
Ilumina a todos los hombres de buena voluntad,
para que, movidos por tu mensaje de misericordia y de perdón,
se convenzan cada vez más de la esterilidad de la violencia,
que tantas heridas ha producido,
y que no es camino para una paz justa y duradera.
4. Que los Pastores de la Iglesia en Colombia,
los sacerdotes, religiosos, religiosas y todos los fieles,
sean signo e instrumento de reconciliación,
para que la acción evangelizadora, nueva en su ardor,
sea fecunda en frutos de perdón y de concordia,
de justicia y de paz.
Que el amor a la Virgen María, Nuestra Señora de Chiquinquirá,
Reina y Patrona de Colombia,
suscite en todos los colombianos
sentimientos de fraternidad y armonía,
para consolidar la Nación como una gran familia
que quiere vivir, desde la fe cristiana,
la civilización del amor.
Te lo pedimos Padre de Bondad,
con la fuerza de tu Espíritu,
por mediación de Jesucristo, Príncipe de la Paz
y fuente de nuestra reconciliación.
Amén.
El Vaticano, viernes 17 de febrero de 1989
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