Palabras del Papa al final de la proyección de una película de la Radio Bávara sobre su pontificado, 29 julio 2010 -Benedicto XVI
PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL FINAL DE LA PROYECCIÓN DE UNA PELÍCULA
DE LA RADIO BÁVARA SOBRE SU PONTIFICADOSala de los Suizos del palacio pontificio de Castelgandolfo
Jueves 29 de julio de 2010
Eminencia;
excelencias;
querido profesor Fuchs;
querido Mandlik;
queridos amigos; señoras y señores:
En este momento sólo deseo dar las gracias a la Radio Bávara por este viaje espiritual extraordinario, que nos ha permitido revivir y recordar momentos determinantes y culminantes de estos cinco años de mi servicio petrino y de la vida de la Iglesia misma.
Para mí personalmente ha sido muy conmovedor ver algunos momentos, sobre todo aquel en el que el Señor impuso sobre mis hombros el servicio petrino. Un peso que nadie podría llevar por sí mismo sólo con sus fuerzas, y que sólo se puede llevar porque el Señor nos lleva y me lleva. En esta película, a mi parecer, hemos visto la riqueza de la vida de la Iglesia, la multiplicidad de las culturas, de los carismas, de los diversos dones que viven en la Iglesia y cómo en esta multiplicidad y gran diversidad vive siempre la misma, única, Iglesia. Y el primado petrino tiene esta misión de hacer visible y concreta la unidad, en la multiplicidad histórica, concreta; en la unidad de presente, pasado, futuro y de la eternidad.
Hemos visto que la Iglesia también hoy, aunque sufra tanto, como sabemos, es una Iglesia gozosa, no es una Iglesia envejecida; al contrario, hemos visto que la Iglesia es joven y que la fe crea alegría. Por ello me ha parecido muy interesante —una buena idea— insertar todo en el marco de la novena sinfonía de Beethoven, del «Himno a la alegría», que muestra cómo detrás de toda la historia está la alegría de nuestra redención. También me ha parecido acertado que el filme termine con la visita a la Madre de Dios, que nos enseña la humildad, la obediencia y la alegría de que Dios está con nosotros.
Un cordial «Dios se lo pague» a usted, querido señor Fuchs; a usted, querido señor Mandlik; y a todas las personas que han colaborado, por este magnífico momento que nos han brindado.
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