Sobre el PAPADO
Definimos también que la Santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice tienen el primado sobre todo el mundo, que el Romano Pontífice es el sucesor del bienaventurado Pedro, príncipe de los apóstoles, que es el verdadero vicario de Cristo, cabeza de toda la Iglesia y padre y maestro de todos los cristianos, y que a él se le encomendó en el bienaventurado Pedro el pleno poder de cuidar, gobernar y gobernar a toda la iglesia, como está contenido también en las actas de los concilios ecuménicos y en los sagrados cánones (CONCILIO DE FLORENCIA, 1439).
Por tanto, adhiriéndose fielmente a la tradición recibida desde el principio de la fe cristiana, ... enseñamos y definimos como dogma divinamente revelado que cuando el Romano Pontífice habla ex cathedra, es decir, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o las costumbres que ha de ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le prometió el bienaventurado Pedro, la infalibilidad que el divino Redentor quiso que su Iglesia disfrutara al definir la doctrina concerniente a la fe o la moral. Por tanto, tales definiciones del Romano Pontífice son por sí mismas, y no por consentimiento de la Iglesia, irreformables (CONCILIO VATICANO I, 1870).